EN UN MUNDO EN CRISIS: AVANZAMOS, NOS RETAN Y NOS LLENAMOS DE ESPERANZA
El pasado 6 de julio, en la ciudad de Guadalajara de Buga (Valle del Cauca – Colombia), en el marco del Encuentro de la Red COMPARTE y siendo parte de las actividades celebrativas de los 60 años de servicio del IMCA, se llevó a cabo el seminario internacional “América Latina Rural y Campesina: Desafíos y Horizontes para el Buen Vivir”. Este evento, contó con la participación de más de 70 personas, en su gran mayoría, representantes de las organizaciones e instituciones que conforman COMPARTE procedentes de 11 países (Paraguay, Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Guatemala, El Salvador, México, Nicaragua y Cuba). Durante el seminario se desarrollaron tres ponencias; cada una tuvo un énfasis particular a través del cual se evidenciaron aspectos importantes sobre el camino recorrido de manera articulada, los retos que se afrontan en la actualidad y las mociones que invitan a interiorizar y analizar los procesos de acompañamiento que se vienen realizando en distintos territorios de América Latina.
La primera ponencia, dirigida por Oscar Rodríguez S.J. coordinador de la Red COMPARTE, recopiló aspectos y hechos que motivan el trabajo articulado a favor de sectores sociales vulnerables. Indicó que las personas y las organizaciones resuelven el aspecto económico en lo cotidiano y en cuya dimensión existen las relaciones de reciprocidad que a la vez no están libres de conflictos; pues el espacio comunitario es reflejo de una historia que enfrenta distintos problemas. Asimismo, hizo hincapié que en los territorios donde hacen presencia los centros sociales existen unos niveles de conflictividad, muchos de ellos debido a las disputas por el dominio territorial.
En ese marco, la Red COMPARTE se convirtió en la red de aprendizaje y acción, que trabaja de manera articulada y de la mano de las organizaciones de productores para que la escala de los impactos positivos pueda incrementarse, buscando la implementación de estrategias para construir alternativas económico productivas. En ese caminar los centros sociales se han ido articulando a otras redes o actores intersectoriales entre los que se destacan las universidades, fundaciones, administraciones públicas, empresas y las redes existentes que trabajan bajo unos principios comunes. Destacó dentro de los logros representativos la investigación aplicada, los intercambios, la generación de conocimientos, la búsqueda de la sostenibilidad económica y el entramado de relaciones de las diferentes organizaciones sociales.
“No cabe duda que la pandemia COVID 19 significó un gran reto que implicó nuevos desafíos, más aún porque estamos ubicados en territorios estratégicos y complejos que nos retaron a evolucionar de una praxis individual a una praxis colectiva, lo que implicó además para la Red COMPARTE la conformación de grupos de trabajo por temáticas claves y pasamos de una perspectiva de nuevos sujetos a sujetos nuevos; a un elenco socializador que va más allá del modelo multiactor”, aseveró finalmente Oscar Rodríguez S.J.
Por su parte, Mary Tere Guzmán de la organización ALBOAN, planteó ciertas reflexiones que permiten pensar en torno al modelo de economía dominante y las realidades adversas a las cuales se enfrenta la humanidad actual. En su intervención señaló que en la sociedad actual se encuentran muchas heridas, situaciones adversas y de oscuridad, pero también se evidencian luces que ayudan a avanzar, pues no cabe duda que el modelo dominante genera una crisis ética, social y ambiental que toda la humanidad está palpando.
Planteó los retos a través de 4 preguntas claves: ¿Encontrarán las personas excluidas espacios donde vivir humanamente?; ¿Podremos vivir juntas y reconciliadas?; ¿Será sostenible nuestro mundo?; ¿Habrá personas que sostengan la solidaridad y la esperanza? En ese sentido, destacó que es importante valorar aquellos modelos de sociedad diferentes y que surgen como alternativas al modelo dominante; propuestas que surgen para interpelar los espacios públicos y privados, que a la vez se pueden considerar como semillas que llenan de esperanza, especialmente para aquellas personas que trabajan arduamente en torno a lo alternativo.
Brindó pistas en torno a elementos claves que fueron destacados a partir de 5 verbos, a saber, Acompañar, el cual implica conocer, reconocer, agradecer y cuidar para caminar juntos; el cual, es un desafío permanente porque requiere arraigo a los territorios donde se actúa e implica permanecer, un acompañamiento como fuente espiritual y de vida para crear relaciones horizontales donde se pueda mirar a la cara, caminar juntas y sostenernos. Servir, como un proceso que también implica un diálogo y un camino para transitar. Reflexionar e investigar, que permite buscar, cuestionar, profundizar, crear; siendo conscientes dónde vivimos y cómo vivimos, pensando en hacer cosas nuevas para afrontar realidades adversas. Sensibilizar, que implica comunicar, seducir, sumar, innovar, donde es importante difundir lo que hacemos y lo que soñamos. Transformar, como acción clave para proponer, perseverar e incidir. Finalmente señaló que, “Comparte es un proyecto político y social transformador, y que estos 5 verbos son una manera de proceder, teniendo presente que se requiere una mirada integral y complementaria; no se trata de avanzar solas, sino articuladas con otros actores”.
La tercera y última ponencia a cargo de Alfredo Ferro S.J. de REPAM y CEAMA tuvo énfasis en torno a preguntas provocadoras que para él han surgido en torno a la sostenibilidad de los centros sociales y las redes que se conforman. Invitó a las organizaciones e instituciones participantes a evidenciar que es importante ser autocríticos del actuar que se hace en los territorios, considerando si la pasión por lo que hacemos le da sentido a la vida.
En ese sentido, planteó algunos interrogantes que sirven para ese análisis autocrítico, entre ellos, ¿Son sostenibles nuestras organizaciones, los proyectos que apoyamos, las redes que conformamos?; ¿Cómo nos relacionamos?; ¿Somos realmente agentes generadores de cambio en los ambientes donde estamos, más allá de un grupo reducido de participantes o beneficiarios?; ¿Las iniciativas han sido construidas con la participación de las comunidades o solo desde nuestros centros?; ¿Qué es lo propio de las ONG?; ¿Somos necesarios y si lo somos para qué los somos?
Por otra parte, indicó como un aspecto preponderante de los centros sociales jesuitas los procesos de formación que se ofrecen, pues en muchos territorios éstos permiten el reconocimiento de personas, que se los valore, que sean incluidos en los procesos territoriales; además, ratificó la importancia de los espacios religiosos que se acompañan, siendo esta dinámica un aporte preponderante y diferencial. “De pronto somos más realistas, de pronto se hace necesario sostenerlas más allá de nuestros tiempos libres. Nos hemos sentido solidarios para justificar nuestros esfuerzos y recursos. Hemos caminado en contracorriente y estamos en territorios muy adversos, hemos estado al lado de los más débiles, los más vulnerables, los pobres. Somos defensores de las causas perdidas, y tercamente seguiremos al lado de ellas y ellos. No se trata de desvalorizar lo que hacemos, sino que nos hagamos constantemente preguntas que nos confronten frente a lo que hacemos y somos”, afirmo Ferro al final de su intervención.