Desarrollo rural inteligente

10 octubre, 2019 at 10:21 am

Porque no el mucho saber harta y satisface al ánima, mas el sentir y gustar de las cosas internamente.

Esa frase de San Ignacio de Loyola podría resumir uno de los sentimientos que se nos movieron internamente al asistir al curso de verano sobre desarrollo rural inteligente organizado en el Palacio Miramar de San Sebastián-Donostia el pasado mes de septiembre.

Acudimos una delegación de 3 personas de la red COMPARTE a este curso impecablemente organizado por Ayuda en Acción con el apoyo de especialistas de la Universidad de Oxford.  Se nos hicieron más que familiares las hipótesis de partida y los retos que enfrentamos las organizaciones que apoyamos el desarrollo rural en tantos lugares del mundo: i) diversificación de ingresos y menor protagonismo del sector agropecuario en los ingresos familiares, ii) conectividad urbano-rural e intensificación de la movilidad tanto permanente como periódica de las familias, iii) papel de las mujeres y las personas jóvenes en el desarrollo rural, iv) adaptación al cambio climático e interculturalidad. Fenómenos bien conocidos para las organizaciones de la red COMPARTE.

Pero lo que nos llamó poderosamente la atención es el papel preponderante que se otorgó al conocimiento, la innovación y la tecnología por parte de casi todos los actores que participamos en el curso y que llevamos un tiempo impulsando el desarrollo rural o con intención de hacerlo en un futuro. Entre ellos, las empresas con cada vez más presencia e interés por la temática del desarrollo rural .

No nos sorprendió este interés a nosotras, que también somos organizaciones volcadas al aprendizaje. De hecho, COMPARTE es una comunidad de aprendizaje. Aprendemos de nuestros aciertos y de nuestros errores, de las tradiciones y de los experimentos, de los encuentros con los iguales y con los diferentes. También enfrentamos el desafío de aplicar en la práctica el conocimiento y la innovación, asumir de forma razonable la tecnología, compartir de forma productiva los conocimientos, acelerar los drivers del desarrollo rural, minimizar los riesgos.  Pero sobre todo, lo que nos une es la esperanza. La esperanza de que con más o menos conocimiento y/o más o menos acierto lograremos utilizar ese conocimiento, innovación y tecnología para nuestros fines, con un horizonte de justicia socio-ambiental y vida digna para todas las personas.

Y así es como pudimos gustar y sentir internamente ese seminario tan interesante sobre desarrollo rural inteligente al que tuvimos la fortuna de asistir. Con agradecimiento y esperanza.

Alicia, Joe y Amaia